jueves, 8 de marzo de 2012

Mi mochila, almas gemelas y esa loca existencia de mujer

"Esto es un divague..." dije y me reí, mientras mamá y papá me seguían saludando, ya del otro lado de la puerta de embarque. Y sí, es de no creer, pero acá estoy otra vez: la mochila en la espalda (que pesa 11 kilos, pero con ella me siento tan a gusto y superpoderosa que más bien siento que es mi capa voladora: la de Superviajera jaja), las zapatillas todoterreno calzadas (ufff el olor de esas pobres zapatillas...), algún que otro mapa en el bolsillo y, por dentro, esa sensación inigualable de saber que los próximos dos meses de mi vida prometen más aventuras, sorpresas, desafíos y magia.

Quiero escribir de todo y de nada, ¡es impresionante cómo con unos pocos días de aterrizada la cabeza empieza a andar a mil y me siento híperventilada de palabras, de inspiración! Pero tengo que elegir sobre qué escribir ahora, porque "el tiempo es tirano" y, aunque me quedaría horas, tengo a Valparaíso ahí afuera, esperándome con sus cuestas empinadas, casas coloridas, arte callejero (de tanto maravillarme con los graffitis, más de un trolebús o colectivo estuvo a punto de pisarme; prometo prestar más atención!) y librerías llenas de tesoros...

Pero ya me fui de tema. ¡Porque ya lo tengo elegido! Hoy es el día internacional de la Mujer, y curiosamente el año pasado también escribí inspirada en él, sobre una chica en India que desafió a su familia por (des)amor. Así que, aunque sé que todos se mueren por saber qué fue de mi semana a bordo de un lujoso crucero aventurero cinco estrellas por la Paagonia chilena, los invito a dejar el helicóptero, el rafting y kayaking, el océano Pacífico, las comidas gourmet y los vinos Concha y Toro para ir a lo más simple, pero más elemental: la gente que me acompañó.

Podría escribir párrafos y párrafos sobre Stephanie y Daniel, la pareja de estadounidenses que se mudó de Chicago a las montañas de Utah para vivir más tranquilos, y desde hace varios años se dedican a viajar muuucho (uno o dos meses al año). Son amorosos, y sobre todo ella es una genia, de esas mamazas que hacen todo por que el resto la pase bien, te cuidan, te llenan de risas, y tiene una energía inagotable... sólo un ejemplo: ¡crió a trillizos, que tuvieron el tupé de nacer el mismo día que su marido! ¿Se imaginan la energía que hay que tener para festejar un cumple cuádruple?

Ahhhh pero mi norteamericano preferido es y será siempre Don "Big Fish" Pestell, un canadiense de 72 años que era hijo de granjeros y se hizo de abajo, y llegó tan pero tan alto (tiene más de diez empresas de los más variados rubros) que el año pasado alquiló un jet para llevar a su mujer a ver los "hghlights" del mundo en 3 semanas: Macchu Picchu, safari en Kenya, palacios de India, templos de Camboya... Tuve que ver los sellos en su pasaporte para creerle. El alias de Don es "Big Fish" porque, como en la película de Tim Burton, es un hombre con mil y una historias y tiene amigos de lo más disímiles e increíbles (como por ejemplo, el genio detrás de toda la operación de rescate de los mineros de Chile, o un jugador de hockey profesional que, tras ser contratado para jugar en Siberia, le pidió a Don ayuda para "escapar", porque los rusos no lo querían dejar irse...). Don también se encariñó mucho conmigo, y me llamaba su "nieta postiza"; me dio taaaaantos ánimos y halagos que me hizo llorar de la emoción el último día y, la verdad, es muy loco que un groso como él te diga cosas como "vas a ser una gran periodista y ojalá yo llegue a leerte en los mejores diarios del mundo" o "invertiría mi dinero en vos sin dudarlo" (qué pena que no soy una acción de la bolsa, ¿no?).

Y así y todo, esto no es más que una introducción al tema de hoy jaja. Es que quiero hablarles de Pía, esa GRAN MUJER chilena, que estudió enfermería pero ahora es madre de cuatro hijos, fotógrafa profesional y rastreadora de pumas en la Patagonia (sí, leyeron bien), que me invitó a su casa en las afueras de Santiago después del barco. Con ella y sus cuatro adoraaaables hijos estuve cuatro días, y casi ni fui para Santiago, porque su casa era una fiesta, un remanso y un mimo para el alma, todo al mismo tiempo. La pasé demasiado bien con ellos, pero lo que me pasó con Pía fue aún más especial. Pía vive en equilibrio, siempre buscando la paz, sin hacer mal a nadie, dándose el tiempo para disfrutar cada cosa y hacerlo sin culpas. Sabe quién es y qué quiere hacer - con dudas, como todos, pero es tan sólida y, al mismo tiempo, tan etérea...

Al principio hasta la vi demasiado tranquila y zen en el barco, como calladita y para adentro, pero su risa la delató: una carcajada fresca, de nena. Y cuando de acá y de allá nos reíamos de lo mismo, se fue armando una complicidad muy linda. Me invitó a su casa de manera súper espontánea y sincera y fue genial para seguir conociéndonos. Me encantó hablar con ella, ver que usamos expresiones y conceptos para entender al mundo tan parecidos, que sentimos cosas similares, que nos reímos igual. En esos momentos, yo me sentía más adulta, o era ella la que se hacía más joven... o quizás ambas cosas, o ninguna.

Por temas de hombres (¿cuándo no?), le conté sobre algo muy lindo que leí sobre las almas gemelas: que serían miles de pedazos de la misma alma que se separan con cada nueva reencarnación y que, cuando dos personas portadoras se encuentran, se sienten completas; que un alma gemela no tiene por qué ser del sexo opuesto ni mucho menos un amante (puede ser una amiga, un hijo, ¡un viajante!); que tus almas gemelas aparecen para enseñarte algo, a reflejarte quién sos, y que por lo general es tan intenso que ese encuentro no puede durar demasiado...

Y bueno, yo creo que Pía es una de esas personas (de esas mujeres)que vienen a enseñarme que hay otra manera de hacer las cosas (en su caso, y para decirlo de una manera simplista pero efectiva, que se puede ser madre y rastreadora de pumas al mismo tiempo) que voy por el camino correcto y que la vida está hecha de encuentros.
Despedirme de ella y dejar ese lugar cómodo y esa conexión lindísima fue difícil, pero ya en el bus a Isla Negra (uffff eso se merece otro laaaargo post) me sonreí porque supe que, más con ella que con el crucero, yo estaba en viaje, de vuelta.

Para Pía y todas las mujeres que leen esto, FELIZ DÍA!



****
PD: Hoy mismo, almorzando en una cantina de mariscos en Valparaíso, conocí a otra mujer que me dejó una marca, de una manera completamente diferente. Era mi moza, se llamaba Priscil, tenía 30 años y una sonrisa muy dulce. Cuando terminé de comer, se me acercó:

- ¡Qué rico que estaba, gracias!
- Oye, ¿tú sabes cómo se cura una de amor?

Pensé que era un chiste, o una adivinanza. Pero no. Me preguntaba en serio, y me contó que luego de 10 años y tres hijos, su marido la había dejado. Y siguió:

- ¿Qué estudiás?
- Periodismo.
- Ah, porque tenés cara de psicóloga... ¿No podrías escribirme algo para ayudarme, para consolarme cuando esté triste?

Y ahí nomás, le escribí una carta "de mujer a mujer", dos carillas enteras de consejos y ánimos y confesiones también. Cosas que te pasan si estás viva, viajando, y sobre todo, si sos mujer =)

7 comentarios:

  1. Delfi! Me emocionan tus encuentros con estos desconocidos pero que a, al final del día, dejan una impronta tan fuerte que a veces parecen amigos de toda la vida. Keep up the adventure!!! Miss you!
    Lu T.

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  2. Delfi!
    Está increíble! De verdad! Te felicito, tienes un don impresionante para reflejar alegría y positivismo en tus párrafos. Me sentía como que estaba ahí todo el rato.
    Además, impresionante como bien ilustraste a mi Mamá con tus palabras, no podías haberlo dicho mejor...

    un beso y felicitaciones!

    - Tommy

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  3. que gusto leerte! me encanta! escrbibi asi viajamos todas con vos!!!!

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  4. Delfina, aunque pasamos pocas horas juntos, sentí en ti una gran persona, con una mistica y sensibilidad especial y con una especial y sincera amistad con la Pia.

    Tienes una gran facilidad para describir la gran mujer que es la Pia, y que gracias a Dios es mi "alma gemela" despues de 25 años de no estar juntos, pero como dices las almas gemelas se atraen en algun momento de la vida para vivir grandes momentos y marcar un antes y un despues a traves del amor...

    un gran abrazo, y ya nos veremos nuevamente contigo en Buenos Aires, Santiago u otra ciudad...
    Felipe

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  5. Me encantó Delfi!
    Quiero volver a viajar con vos!!
    Me quedo con la frase "la vida está hecha de encuentros".
    :)

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  6. Delfi. qué lindo reencontrarte en estas líneas...qué huella que dejás en las almas al rozarlas =) Agradezco a Dios el haberte puesto en mi camino.

    Agregaría que " La vida es el arte del encuentro ".

    Un beso grande, Karina.

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  7. pini!!!! me hiciste llorar perra!!!
    hace mucho mucho que no te veo! exitos en todo tu viaje, lo mejor y si tu viaje termina en las tierras uruguayas, aca sos bienvenida!
    Flor trejo

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