domingo, 20 de febrero de 2011

Instantaneas 1

El paraíso en Malasia se llama Penang. Después de unos días llenos de citytours, festines de comidas exóticas (para mí solamente, obvio) y salidas nocturnas con gente de todas partes en la frenética Kuala Lumpur, un viaje de 4 horas en colectivo por los verdesisisisismos campos del país + un ferry nos depositó con lenta calma en esta isla de aire dulce y brisa fresca.

Estamos en la casa de Tippi, una profesora de matemáticas china que tiene un departamento en un condominio que se llama... Miami Green. No les digo nada más jaja, excepto que la vista desde nuestro piso 22 es sedante, la pileta es enorme, y dormir sola en un cuarto que tiene vista al "morro" mientras miles de grillitos te arrullan es... bueno, es estar de vacaciones, finalmente!

Creo que aca fue donde, por primera vez en casi un mes de viaje, pude sentir total paz y desconexion... Asi que, para terminar de sentirme completamente zen, decidi dejar la gigantesca, comodisima y occidentalizada pileta del edificio de Tippi para conocer la playa local. Ni bien llegue, me di cuenta de que era la unica "blanca" del lugar. Ya me empiezo a acostumbrar... Indios, musulmanes, malayos y chinos me miran de reojo y no tanto, pero casi siempre con timidez. Y lo mas loco es que quienes mas miran (siempre sonrientes) son las mujeres. Me siento tan en falta con ellas, que se tapan los hombros, los muslos o las piernas enteras, y en muchisimos casos tambien la cabeza... Esta abismal diferencia cultural que se manifiesta en la vestimenta me obsesiona: varias veces al dia me descubro pensando en ella, dandole vueltas a la cosa, buscando distintos puntos de vista.

Como agradezco mi libertad! Mis papas nunca me dijeron que ponerme, mucho menos que NO ponerme. Aca, casi a la altura del Ecuador, adoro la frescura de mi ropa, la liviandad con la que camino, y mi desinteres casi total por mi postura o gestos; mi cuerpo es libre y se mueve con un desparpajo tan natural como inconsciente... Como siempre ha sido.

Pero tambien admiro a estas mujeres que valoran tanto su ser fisico que deciden taparlo, hacerlo inaccesible excepto para unos pocos y muy cercanos. Siento de repente que son mucho mas poderosas que yo: aunque yo capte las miradas por mi color de piel, por mostrar mis hombros y rodillas, ese poder viene de afuera; me lo otorga "el otro" y por eso pueden sacarmelo cuando quieran, cuando se hayan aburrido y la sorpresa haya terminado. Mi poder de atraccion se basa en el instante, en lo inesperado.

En cambio, ellas tienen un poder propio que no depende de nadie. Este poder reside en lo que se guardan para si: su intimidad, lo sagrado y misterioso de lo femenino. Ocultarse las hace enormes y profundas. Taparse es negarse a depender de la mirada de los otros. Es resguardarse de criticas, opiniones y juicios ajenos. Es ser, en muchos sentidos, infinitamente mas libres...

PS: mientras escribia esto, dos jovenes indias se baniaban en el mar, vestidas con pantalon y remera, bajo la atenta mirada de quien debia ser el papa. Al rato llegaron dos chicas occidentales que se quedaron rapidamente en bikini y se metieron al agua. Ahi estaban las cuatro, dos y dos, chapoteando por separado... Las miradas de uno al otro lado eran curiosas y amables. Pero hasta a mi me llamaron la atencion esos dos cuerpos blancos semidesnudos: de repente la bikini como concepto me parecio ridiculo... sosteniendo fragilmente las partes mas intimas, estos mini retazos tratan de sujetar sin demasiado exito unos rejuntes de carne blanda y blanca que rebotan, cuelgan y se balancean sin demasiada gracia... Y que conste que estas dos chicas eran muy bonitas!

2 comentarios:

  1. Este tiempo es tuyo y de tu libertad Delfin, enjoy it!

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  2. Interesante tu reflexión, Pini.Me gusta que estés disfrutando, dibujando y chapoteando, sweetie!Y que te sientas libre, con o sin ropaje..jaja
    besote! Moma.

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